viernes, 6 de junio de 2008

BRICE MARDEN


En artista neoyorquino basa sus obras en el testimonio poético de un japonés, introducido en su cultura, influido por una crisis, en una nueva vida que positivó sus vivencias y a su entorno.
Marañas de pintura que danzan sobre el lienzo puro en su blanco mas limpio.
Oleos y bocetos preparatorios son realizados en tinta sobre papel, en los que el color desaparece

y fluyen las técnicas pictóricas que determinan al artista.


Se refleja su tendencia orientalizante hacia una caligrafía inventada y descendiente del poeta que lo influye, a través de esta existe la expresión de lo personal; igualmente que en cada persona muestra un reflejo en su letra. Es una evocación de sentimientos y sensaciones, y en la obra de Marden es una composición de ritmos caligráficos como los de los poemas. El desconocimiento del significado de la caligrafía oriental sirve de mucho, pues su interés es simplemente pictórico.
Igualmente la inspiración del pintor en Pollock es declarada en sus vibraciones lingüísticas basadas en formas de expresiones provenientes de otras culturas, sobretodo la oriental, por todo lo anterior y por la gran capacidad de abstracción que muestra desde sus antepasados más lejanos. Del mismo modo en algunas de sus obras se muestran caligrafías de signos y símbolos prehistóricos, egipcios….
Su obra, de base dibujística se ve transformada sobre un mismo dibujo en el que interviene distintas veces hasta conformar sus figuras laberínticas.
En la misma exposición se dan cita obras muy contrarias en honor a Goya y Zurbarán, en cera de abeja, en las que explicita su admiración por la visión de los tejidos.

Sus líneas contorsionadas invaden un espacio monótono convertido en una atmósfera donde los trazos danzantes poetizan en el blanco vacío con su negra intensidad.

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