miércoles, 28 de noviembre de 2007


UN JUEGO DE ADULTOS
INSTALACION, Mayo 2006

En un jardín cualquiera, lleno del color de los árboles y las flores, con un sol resplandeciente… se escucha el canto de una voz infantil; y una risa, divertida, complaciente, que irradia satisfacción.
Sostenido de un árbol se divisa un columpio precioso, del cual resalta un enorme lazo rosa…y un saliente sobre el asiento, el cual resulta un tanto desconcertante, pues por un momento no se razona sobre su lugar en ese
juego de niños.
COMENTARIO DE LA OBRA
Esta instalación, no es más que un retrato. El modelo, una chica; de rostro inocente, ojos dulces, sonrisa esplendida, candorosa, virginal, infantil.
Y que a pesar de su imagen tierna, no por ello es menos adulta, puesto que la sexualidad, en este caso, la masturbación se relaciona irremediablemente con los adultos, con la madurez.
La sexualidad infantil es un tema tratado de manera escabrosa, pues para la sociedad resulta macabro asociado a los niños, y es razonable, puesto que el sexo en la actualidad es apenas una perversión, no una satisfacción, un placer. Con la representación de este columpio, se aporta una imagen de un juguete sexual, que no contiene perversión, pues en su utilización no es más que un juego de niños.

DESCÁLCESE POR EL BIEN DE SUS SENTIDOS

INSTALACION, Abril 2006


“En el sexo, el lugar mas preciado y perseguido de la conciencia humana hay un mas allá desconocido, una cara oculta. Así que sabiéndolo, no me quedo mas remedio que ir, acercarme....” Valerie Tasso.
[1]

Un pasillo, laberíntico. Puertas cerradas, algunas impiden el paso…. Se escucha un chirrido al abrirlas, y un gran estruendo al cerrarlas. En esta búsqueda desconcertada, una última puerta entreabierta seduce a la mirada, por la oscuridad que irradia su interior ante la luz que inunda todo el pasillo.
Un escrito de advertencia, DESCÁLCESE COMPLETAMENTE POR EL BIEN DE SUS SENTIDOS…, hace que el deseo de adentrarse en esa oscuridad sea mayor, ante el desconocimiento de lo que aguarda en su interior. Sin embargo, también el miedo, al daño físico por desnudar los pies; la duda, ante lo desconocido…frenan esos impulsos…la puerta, entreabierta, invita a entrar aun con la incertidumbre de lo oculto.

En un primer intento la puerta no se abre completamente. La entrada es estrecha, pero lo suficiente como para pasar de lado…
Los pies desnudos, anteriormente sobre un frío suelo, sienten, ya en el interior, la calidez de una textura suave, muy acogedora. Sensaciones desconocidas se filtran poco a poco en el cuerpo… y en la mente. Oscuridad completa, humedad; dificultan la respiración, provocan un pequeño mareo, un golpe de calor y que la piel comience a sudar. Se intensifica con el sonido de una respiración, que en un principio es pausada y va aumentando.
Tras permanecer inmóvil ante tal desconcierto, el impulso de la búsqueda mueve el cuerpo hacia lo desconocido. El tacto de los pies, desnudos, se convierte en el único sentido útil. Arrastrando los pies un cosquilleo inunda cada vez mas todo el cuerpo, no pudiendo dejar de andar y obteniendo seguridad de esta sensación desconocida que llega a estremecer el cuerpo e impulsa a conocerlo con el resto de los sentidos.


COMENTARIO DE LA OBRA

Un espacio de difícil acceso, oculto. Un tabú, como es el sexo, las sensaciones que este aporta. Su carácter extraño, deferente, al encontrarse en total oscuridad en contraste con todas las estancias anteriores, extremadamente iluminadas. Es otra forma de representar el desconocimiento que se tiene del sexo, incluso el miedo ante este tema.
Una puerta entreabierta invita a entrar; puesto que el sexo es una necesidad que se encuentra en todas las personas y el propio cuerpo tiende a manifestarlo; representado aquí con ese deseo de invadir el espacio desconocido.
El contacto a través del cuerpo se hacia difícil, pues la desnudez completa no podía ser posible, y las manos son el medio táctil por el que se reconocen la mayoría de las cosas. Debía ser una parte del cuerpo que por medio de l tacto pudiera sentir todas las sensaciones de ese lugar, pero que no tuviera una memoria, que no tuviera experiencia para reconocer o que este misterioso lugar ofrecía; y por la sensibilidad o por la cantidad de conexiones nerviosas que contiene, unidas a todas las partes del cuerpo, en calidad de zona erógena, pudiendo mostrar a todas ellas lo que estaba percibiendo.
El suelo del interior, recubierto de un fino y suave tejido de terciopelo, acogería con su calidez los pies desnudos y fríos provenientes del exterior.
Unos pasos mas y un cosquilleo que cada vez se va haciendo mas intenso, hace vibrar los sentidos.
En la instalación hay un material de obligada utilización por el ejercicio, el corcho. Este puede ser de cualquier tipo, pero dada su naturaleza áspera, el mas indicado para dicha expresión era el blanco, y de este obtener unas pequeñas bolitas, de muy poco peso, suaves y muy blandas. Al caminar, en un principio, solo se encuentran una pequeña cantidad; pues las acciones del primer contacto en la relación sexual se realizan poco a poco.
Poco a poco se va sintiendo un extraño cosquilleo que cada vez se va intensificando mas y mas. Pues la cantidad de bolitas de corcho es cada vez mayor, hasta cubrir los pies. Cada una de las bolitas se mueve en distinta dirección. Para todo esto es necesario el movimiento de los pies: el impulso de sentir, de querer mas, porque la sensación es de bienestar, de placer. Sin necesidad de razonar, de forma mecánica o instintiva, al igual que el acto sexual.
Todo ello intensificado por un ambiente cargado, húmedo (conseguido con un humectador), un entorno sexual que sugiere el calor de los cuerpos, acogedor, pero a la vez cargado, agobiante. Y el sonido de una respiración que se hace cada vez mas intensa, mas rápida; se le acelera el pulso, por el movimiento acelerado de su cuerpo, la llegada de un gran numero de sensaciones que invade su mente obnubilada por el placer.
Una muestra de sensaciones desconocidas, del verdadero placer. No del sexo, por el sexo, sino del sexo por la pasión, por el deseo…por los sentidos.


[1] El otro lado del sexo. Valerie Tasso. PLAZA & JANES EDITORES. SA. 2006